Published On: septiembre 1, 2025

El mito de Sísifo: cuando el desarrollo local se convierte en un esfuerzo infinito

En la mitología griega, Sísifo fue castigado por desafiar a los dioses y utilizar su inteligencia para beneficio propio. Su castigo no fue la destrucción ni la muerte, sino algo más sofisticado: lo condenaron a llevar a cabo una tarea aparentemente útil, pero eternamente inacabada. Le condenaron a empujar una enorme piedra hasta la cima de una colina pero cuando estaba a punto de coronar la cima, la piedra volvía a rodar colina abajo.

-La roca que empuja representa la tarea humana, el trabajo, el esfuerzo.

-La colina simboliza el objetivo o propósito.

-Y el hecho de que la roca vuelva a caer una y otra vez es la imagen de la frustración: trabajar sin llegar nunca a ese objetivo, porque algo (externo o interno) reinicia constantemente el proceso.

Por eso autores como Albert Camus dicen que Sísifo simboliza “el absurdo”: actuar incansablemente sin que ese acto tenga un sentido real. No se trata de cuestionar el esfuerzo —el esfuerzo es noble—, sino de advertir del peligro de que la acción se convierta en una rutina vacía, incapaz de generar transformación.

En ese sentido, el mito de Sísifo no es una condena al trabajo… sino una reflexión sobre la necesidad de conectar el trabajo con un propósito.

 

Podemos trasponer este mito también al desarrollo local, porque en muchos municipios, especialmente en el ámbito del desarrollo local, se observa este mismo patrón:

  • Se redactan una y otra vez los mismos diagnósticos.
  • Se ponen en marcha proyectos muy similares, sin evaluar si funcionaron o no.

  • Se responde a convocatorias externas que obligan a redefinir constantemente las prioridades.

  • Se trabaja bajo presión, pero sin un horizonte claro.

El problema no es la falta de voluntad ni la falta de trabajo. Es que la piedra vuelve a caer cada vez que se está a punto de impulsar un cambio real.

Los Agentes de Desarrollo Local tienen la capacidad —y la responsabilidad— de romper este ciclo. Cuando actúan con una mirada de largo plazo, enlazan las iniciativas, preservan la memoria del territorio y dotan de sentido a las tareas cotidianas. Un diagnóstico deja de ser una obligación administrativa y se convierte en una base sobre la que construir. Una subvención deja de ser un parche puntual y pasa a ser un impulso para avanzar en una estrategia definida. Y el territorio deja de empujar una piedra interminable para empezar a dar pasos que dejan huella.

Para evitar quedar atrapados en esa lógica de esfuerzo sin progreso, es imprescindible que el desarrollo local recupere su dimensión estratégica y comunitaria. Porque lo que el mito de Sísifo nos recuerda es que el problema no está en empujar, sino en empujar sin dirección. Un territorio puede dedicar años a elaborar documentos o ejecutar proyectos, pero si cada iniciativa se desconecta de la anterior, la roca volverá siempre al punto de partida. Por eso resulta tan importante trabajar desde un hilo conductor compartido, generar continuidad y reconocer los avances acumulados. Solo así esa fuerza —que ya existe en los municipios— deja de desgastarse y se convierte en una energía capaz de transformar de forma real y sostenible.

Recreación mito

*Imagen creada con IA

El reto no es empujar más fuerte, sino que la piedra avance en una dirección que tenga sentido.


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